sábado, 13 de agosto de 2011

Trío y esas cosas





¿Una o dos?

La pregunta tan básica y fácil de responder se hace compleja al preguntársela a diferentes hombres. ¿Una mujer o dos?

La mayoría diría que dos es el sueño ideal de cada hombre, sin pensar en su rendimiento luego con ambas mujeres. Luego, claramente, dirían que es una fantasía estar con dos mujeres a la vez...verlas desnudas, verlas moverse y hasta quizás verlas tocándose la una con la otra. No es raro lograr imaginarse lo placentero que puede llegar a ser aquello.

Es interesante cómo las fantasías varían entre sexo. Muy pocas mujeres estarían dispuestas a estar con dos hombres a la vez. Miedo, quizás, o inseguridad. No sería raro que una mujer preferiría hace un trio con otra mujer (MHM) a cualquier otra cosa que implique demasiados miembros viriles.

Lo que yo pensé al respecto, cuando me propusieron hacer un trio, fue ¿Realmente quiero esto? Una buena amiga me dijo que cierto hombre, amigo en común entre nosotras, estaba interesado en mí pero que no se atrevía a decírmelo por miedo a que le dijera que no.

Me sonreí al pensar en aquel amigo. Primero porque recordaba haber hablado con él un par de veces y su singular modo de llamarme “reina” todo el tiempo. Me reí abiertamente en pesar en hacer un trio con ambos pero sin pensarlo más de 1 minuto respondí que sí, que quería probar.

Acordamos juntarnos en la casa de mi amiga.

Primero llegué yo a su casa, venía saliendo de la ducha y me dijo que la esperara mientras se vestía. La miré y le dije que bueno. Me senté en uno de los sillones de la casa y esperé.

Ella volvió y nos pusimos a conversar. No la había visto desde hace un buen tiempo y la última vez que nos habíamos visto no logramos conversar realmente (Por razones de fuerza mayor, es decir, drogas). Me causó cierto nerviosismo escuchar el teléfono de ella, casi di un salto cuando ella contestó y me dijo en lenguaje de señas que era él.

Llamaba para decir que ya había llegado y que lo fuéramos a buscar. Recité un rosario de groserías varias, y como era verano, me dispuse a salir con una camiseta blanca y pantalones. Caminamos un par de cuadras y llegamos a donde estaba él.

Mi amiga se encargó de hacer las presentaciones y de entablar una conversación con él. Yo, por mi parte, estaba realmente nerviosa.

Llegamos a un negocio, en donde íbamos a comprar cigarros y jugo. Mi compañera se dispuso a hablar con el vendedor y yo quedé atrás, siendo inspeccionada por la mirada de él.

—¿Qué miras?—Le pregunté con una sonrisa característica mía.

Él me miró y se río nada más.

Yo me sonrojé y desvié la mirada para que él siguiera observándome con tranquilidad. Al notar mi incomodidad se acercó a mi amiga y le susurró algo—cosa que en realidad nunca supe— y ambos de rieron.

Salimos de la botillería y seguimos caminando a la casa de ella. Cuando entramos el lugar me pareció extrañamente pequeño. A leguas, cualquiera que hubiese sabido y me hubiese conocido lo suficiente, podría haber sido testigo de que yo estaba excitada. Mi cara era un verdadero chiste al intentar ocultarlo.

Mi amiga sugirió que tomáramos algo antes, para relajarnos y eso hicimos. Yo tomé Vodka junto con ella y el extraño tomó Ron.

Nos reímos, escuchamos música y cuando mi amiga fue al baño, yo me fui a sentar al sillón, justo al lado de él.

El sillón era pequeño, y él estaba justo en medio, por lo que cuando me senté, mi cadera se pegó a su pierna y mi pierna quedó arriba de su entrepierna.

Me sonreí con inocencia fingida. Y, por primera vez en la noche, lo miré y le hablé directamente. Fue una conversación corta y un tanto confusa. Salió del baño y se fue a sentar justo al otro lado de él y ella quedó en la misma posición que yo.

En un pestañear, quizás uno de esos largos, vi cómo mi amiga comenzaba a besarlo. Los miré lo que pareció una eternidad, hasta que ella me dijo que me acercara más. Lo hice y sentí, por primera vez, los labios de otra mujer sobre los míos.

Fue una sensación extraña, pero aquello no me detuvo a deslizar mi lengua por entre sus labios y besarla de verdad. Perdí nuevamente la noción del tiempo y me dispuse a abrir los ojos.

Él tenía una mirada rara, casi nunca había visto tanta atención puesta en mí. Sus ojos eran perfectamente expresivos. Podía leer en el brillo lo caliente que lo había puesto verme besar a mi amiga.

De mi garganta salió un ruido reprimido, una súplica y él me besó a cambio. Fue un beso lento, provocador. Podía sentir su miembro en mi muslo y sin querer sentía que yo me frotaba en torno a aquello.

Mi amiga se sonrió.

—Tengo cama, por si no sabían...—nos dijo, mientras se levantaba y me ayudaba a salir del sillón.

Fui la primera en perder toda la ropa. No me pareció extraño que ambos me viesen completamente desnuda.

Decidí que cualquier cosa que podría haberme acomplejado en ese momento, no me importaba...ni siquiera las cicatrices que tanto me molestaban siempre.

Mi amiga no se desnudó, pero se encargó de lanzarme en la cama y ponerse a horcajadas sobre mí. Pude sentir sus dedos, deslizándose hábilmente por entre mis piernas, justo hasta llegar a mi clítoris. Supe que quizás debía abrir los ojos y comprobar que aquello era cierto ¿era una mujer quien me estaba haciendo aquello?

Abrí mis ojos y la miré. La besé con una ternura que quizás nunca había expresado antes y luego dirigí mi mirada hacia él.

Ya no tenía ropa y nos miraba de una manera bastante lujuriosa. Se subió a la cama y se acercó a mí. Supe que quizás iba a perder mi control completamente esa noche.

Se acercó más e hizo que mi amiga se subiese completamente arriba mío. Me pidió que abriera mis piernas y, cuando supuse lo que iba a hacer, se me escapó un gemido anticipado.

Mi amiga no me dejaba gemir porque atrapaba con su boca cualquier sonido que podría haber salido, mientras que la otra persona se dedicaba a propinar suaves lamidas a mi clítoris.

Quizás él supo que yo quería algo más que su lengua—¿Cómo podría no enterarse, si yo levantaba mis caderas frenéticamente en busca de algo más?— y le dijo a mi amiga que se levantara. Mi amiga lo hizo e invertimos posiciones levemente. Ella quedó abajo y yo quedé entre sus pechos y entrepierna.

Comencé a lamer sus pezones y a escuchar sus gemidos instantáneamente. Deslicé una mano hasta sus labios vaginales y los abrí despacito. Ella estaba realmente mojada. Con el pulga comencé a acariciar de arriba a abajo muy suavemente. No tardó en sacudirse en espasmos de un orgasmo bastante claro.

Estaba claro que ella era multiorgásmica. Incluso se volvió molesto en un momento para mí, no por envidia, sino porque no alcanzábamos a hacer nada y ella ya estaba en un orgasmo.

Estaba en cuatro mientras hacía aquello, y pude sentir cómo él se deslizaba entre mis piernas y me penetraba. Fue un momento, un instante, de completo placer. Quizás demasiado, quizás algo que no me había pasado antes.

Claro, yo, disfruté como si aquello fuese mi sexo de despedida...

Mucho tiempo este trío fue parte de mis fantasías, pero más que eso, llenaba mis recuerdos de una extraña calidez y picardía que siempre había deseado tener en mis memorias.

Tan memorable, como ver la cara de él, mientras ambas le hacíamos sexo oral. Recuerdo haber enroscado más de una vez mi lengua, más de una vez intentando dejarlo todo para mí y lo gracioso de la situación en general ¿Realmente estar rogando para que me dejaran hacer más sexo oral a mí?

Recuerdo perfectamente que finalmente mi amiga descubrió que a mi me gustaba hacerlo, y como ella no es fanática de aquello, decidió dejarme sola.

Mm, ¿Qué más? El vívido de recuerdo de ellos teniendo sexo mañanero (Si bien, habiamos tirado toda la noche, antes de que amaneciera dejamos que él durmiera mientras nosotras nos quedamos tirando ¿Realmente es posible dormir de aquella forma?)

Tenian sexo de una forma tan perfecta que me llamo la atención más de la cuenta.Por un momento me sentí extasiada, como si estuviese viendo algo maravilloso. El modo en que ella se movía y su cuerpo se curvaba y las reacciones de él a cada movimiento de ella. Recuerdo haberme quedado tan quieta que pensaba que me fundía con la pared, una simple expectadora.

Luego ella se puso a dormir y, creo que por primera vez, tuve un hombre dentro mío con tanta conciencia y sentidos alterados, que lo sentí maravilloso. Quería más, mucho más, esa sensación...ese ardor. Quedé atrapada.

Mi primer trío, después de todo, no fue para destruir a un hombre entre dos mujeres. Más bien, fue una experiencia motivante, excitante...casi tanto como el hecho de que aprendí mucho.




Mmm, sí






Y de la nada un gemido se escapa de mi boca, arrasando con aquello todo tipo de rastro de decisión que podría haber quedado. Es difícil pensar ahora. Es imposible poder hilar palabras cuando te siento dentro mío, sucumbiendo al mismo abismo del cual pareciera estar rodeada ahora. Puedo sentir tu miembro dentro y mi ser entero pareciera querer estallar, derretirse, quebrarse o hacer cualquier cosa ante aquellas encantadoras sensaciones. No lo puedo evitar. Otro gemido se me escapa y otro más se enreda en mi garganta mientras pienso.

Puedo sentirme tan completamente fuera de mi mente que ni siquiera abrir los ojos puedo ¿Sentiré vértigo o aquella sensación de querer apretar los ojos nuevamente de placer?

Siento aquellos temblores en mi entrepierna, esa presión que me avisa que pronto me rendiré y que por un par de dulces segundos no recordaré ni mi nombre o quien era antes. Adorable. Me sonrío e intento abrir los ojos, pero todo está tan confuso allí afuera que realmente prefiero seguir moviendo mis caderas y, al parecer, también prefiero gemir y jadear como condenada a hacerlo de por vida.

Mmm, sí...

Levanto mis pechos para que los acaricies, para que tu lengua, Mm, llena de humedad y esa provocación extraña me toque. Lo haces. Haces justo lo que deseaba que hicieras y unos extraños ruidos se escapan de mi boca ¿Acaso fue un ronroneo?

Y simplemente pasa.

Los movimientos se detienen en mi mente y las sensaciones se multiplican. Cada extremo de mi cuerpo pareciera querer estallar y realmente mi nombre es....me da igual.

Puedo sentir esas deliciosas contracciones en mi entrepierna, apretandote involuntariamente para que te quedes un rato más.

Oh, y por último, cabe abrir los ojos y descubrir si aquello era verdad o todo era un condenado sueño...

¿Realmente es necesario abrir los ojos? ¿No se puede simplemente estar con los ojos cerrados hasta que mi mente copie de forma perfecta todo?

Damn it...