Todo se estremece bajo mi piel,
bajo tu piel rozando la mía.
No sé si es aire frío recorriendo mis
poros erectos
—esperando tu cariño, sonriéndote
de improviso en un leve sonrojar—
O son susurros que emiten nuestras
pieles,
caricias que desean ser profundas,
que desean adentrarse en lugares
húmedos,
y con una parsimonia tortuosa,
conseguir un jadeo, un gemido:
un nuevo respirar.